Aguafuerte urbana de Lizbeth Chipana Fernández 2°1° TM

 El tranvía avanzaba lento, como si dudara de su propio camino.

Lo ví cruzar la calle, blanco, herrumbroso, cargando rostros que parecían tallados por el cansancio.
Un hombre alzó la voz con los diarios en la mano, gritando titulares como quien lanza piedras al río.
A los costados observaba que las veredas eran pura prisa muda.
Mujeres con bolsos, hombres con sombreros torcidos, todos mirando al frente, como si temieran descubrir que la ciudad se les estaba deshaciendo bajo los pies.
Yo, por mi parte, me quedé quieto, como si esperara algo, pero no venía nadie ni nada, solo un tierno gato atigrado que suavizaba el ambiente serio y ruidoso que yo presenciaba ante mis ojos y oídos.

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