Aguafuerte de Joaquín Salcedo de 2°1° Tm
Eran las 7 de la mañana en un subte rumbo a Plaza de Mayo. Todos tenían cara de domingo. Un señor bostezaba, una señora leía un diario y otro comía una empanada. Aunque siempre es lo mismo todos los días: silencio en sombra, todo bajo en luz, y el chófer del subte a todo ritmo, sin parar.
Cuando salí del subte vi a un señor tirado pidiendo plata. Yo, aunque detesto la indiferencia, amablemente le ofrecí un sándwich para que no pasara hambre. El señor me dió las gracias.
Yo seguí mi camino. Ya había bajado en Plaza de Mayo y subí las escaleras. El cambio climático hacía que, aunque fuera otoño, el sol pegara fuerte.
Terminé el recorrido pensando si todos los días serían así. ¿Y sí no? Tal vez ese momento tenía algo distinto.
Salí a la ciudad con un “holá” mental al día, esperando que algo bueno pasara
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