"Mora", de Sofía Antezan 4to 4ta

 

En el cumpleaños número doce de Grecia, su padre decidió regalarle su primera mascota. Creía y confiaba en que ya era lo suficientemente grande y consciente para poder cuidar de ella.
A la hora de abrir los regalos, le trajeron una caja no tan grande llena de pequeños agujeros, y más pesada de lo normal.

La pusieron sobre la mesa y la emoción de Grecia se reflejaba en el brillo que había en sus ojos al observar aquella incógnita que en nada sería resuelta. Su padre soltó la parte de arriba que cerraba la caja y en unos segundos una pequeña cabellera rubia se asomó por las solapas de la caja de cartón. Unos ojitos juguetones observaban a la niña y ella parecía desbordar de felicidad.

“Mora” fue el nombre que eligió para la cachorra perruna, y de ahora en más sabía que la compañía de aquella Golden de apenas unos dos meses iba a cambiar su vida y la forma de vivirla.

Cuatro años después…

Ya Grecia tenía dieciséis años. Mora había crecido mucho desde entonces y la verdad que su vida y el rumbo de ella también lo habían hecho. 

Lamentablemente, hacía ya dos años que el padre de Grecia se encontraba en un delicado estado de salud. Sus estudios médicos no mostraban nada bueno últimamente y solo esperaban que mejore para que al menos pueda volver a casa. La internación de su padre fue una situación que no se esperaba vivir y hacía ya dos semanas que ella y su madre lo sobrellevaban como podían, turnándose para pasar la noche en la clínica.

Hoy iba a pasar la noche en casa, pedir una pizza y ver películas en compañía de Mora esperando que vuelva su madre y con la esperanza de alguna mejora respecto a su papá. 

Se hicieron las diez y mientras esperaba al delivery, le ponía a la perra su correa para sacarla a dar su último paseo del día luego de recibir la pizza. Mientras esperaba sentada, el timbre sonó.

-¿Quién es?- Preguntó ya con la llave en la mano.

-Pizzería Don Diego, traigo una grande de muzza- Se escuchó la voz del otro lado de la puerta.

Verificó la plata en su bolsillo y abrió.

-Son mil doscientos.- 

Y tenía menos. 

Dejó al chico con la puerta abierta y entró a buscar más plata.

Finalmente le pagó todo y entró ya con la pizza. Antes de comer iba a sacar a Mora a pasear, pero cuando fue a buscarla, por más que la llamaba no la veía por ningún lado. 

Estuvo unos cinco minutos y luego se resignó a que la perra definitivamente había salido. 

Tomó la llave y rápidamente salió de su casa. Buscó desesperadamente por minutos, recorrió toda la manzana y parecía que había desaparecido. Estaba muy preocupada, totalmente agitada por cómo corrió. Caminaba la cuadra que faltaba para llegar a su casa. Una llamada llegó a su teléfono. 

-Hola, ma, ¿qué pasó?-

Y el silencio al otro lado de la línea no hacía más que resultarle escalofriante.

-Grecia, tu padre…-

Y no hizo falta que termine la frase para que un par de lágrimas se escaparan.

-Lo siento mi amor, él parece no haber aguantado tanto… yo, yo…-

-¿Estás bien, mamá?- Fue lo único que atino a decir.

Parecía que todos los chacras del planeta se habían alineado para que pierda las cosas que más amaba en solo unas horas. Le dolía el corazón y sentía que todo lo había perdido. 

 

Autora: Sofía Antezan

Edición: Sofía Antezan

Curso:

 

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